Yacimiento arqueológico "La Alcazaba" y "Torre Albarrana" - Talavera de la Reina (Toledo)

viernes, 19 de septiembre de 2025

La leyenda del Museo Etnográfico (Encantamiento) - Historia e Imaginación (Parte II/XI)

La leyenda del Museo Etnográfico (Encantamiento) - Historia e Imaginación (Parte II/XI)

Prólogo
 
Después de más de 13 años escribiendo reportajes exclusivamente de la Provincia de Toledo (cerca de 3.000 llevo ya), me rondaba la idea de hacer algo diferente... mezclar Historia con Ficción recorriendo 11 monumentos emblemáticos de la "Ciudad de la Cerámica".
 
Un enfoque diferente... con el único propósito de entretener...
 
David M.R.
 
 
Sabías que... cuando el último visitante abandona el Museo Etnográfico y las puertas se cierran tras los empleados, algo despierta entre los muros antiguos del Lagar de San Jerónimo, uno de los pocos ejemplos vivos de arquitectura civil e industrial del siglo XVIII en Talavera.
 
Se escucha primero un murmullo, como un suspiro que recorre los pasillos donde duermen los objetos. Al caer la luna tras los cristales, sombras se alzan:
 
Los trajes antiguos, bordados con hilos de historias, caminan solos, deslizándose entre vitrinas vacías, sus pliegues susurrando secretos de fiestas pasadas.
 
 
Los espectros artesanos, con manos de arcilla y ceniza, moldean en el torno el barro que pareciera haber olvidado la forma. Cada vuelta de la rueda es un latido, cada pieza un eco del taller.
 
La Bandera de Talavera, que reposa doblada en su vitrina, se agita como si el viento antiguo quisiera saludarla, ondeando contra el silencio del museo, recordando que la ciudad vivió con fuego, barro, curtido y canto.
 
Los ceramistas invisibles pintan azulejos con pinceladas infinitas, colocando cada pieza como si tejieran un mural que conecta pasado y presente.
 
 
En las Tenerías del Monasterio de los Jerónimos —siglo XVIII— los ánimos reviven: el olor del curtido, el eco metálico del cuchillo, la tensión del cuero húmedo. Al morir la luz, las pieles se estiran, los curtidores se inclinan sobre sus cubas, zumbando como si aún trabajasen.
 
Los depósitos y el aljibe murmuran un agua vieja que nunca se fue, el correr lento de líquidos teñidos de historia; sus paredes mojadas guardan resonancias de lluvia, de sudor de artesanos.
 

 
Las herramientas, cuchillos, agujas, cepillos, se mueven: cambian de lugar las tijeras, gira la brida del torno, suenan los martillos como si forjaran el aire.
 
En el telar olvidado, el telar viejo, los hilos vibran: el urdidor baila, la lanzadera cruza, levantan y bajan los pesarios con cadencia, componiendo un tejido que nadie ve, pero todos sienten.
 
 
En la “Sombrerería de Cándido Martín” (último sombrerero de Talavera), los sombreros vuelan por el almacén: alas de fieltro y ala dura que se elevan sobre estanterías, giran, descienden y reposan sobre cabezas fantasmas.
 
Pero cuando los pasos de los empleados se oyen: una puerta girando, un escalón crujiente, el eco de unas voces apagadas… todo vuelve a su ser. Las sombras se retraen, los trajes se pliegan, los ceramistas desaparecen, el telar calla… y el museo queda de nuevo en calma, como si nunca nada hubiera ocurrido.
 
 
Solo queda el leve temblor de una hoja de papel, un suspiro detenido entre el polvo, una llama olvidada en los faroles del ayer… esperando la próxima noche.
 
 
Epílogo
 
Bajo las piedras viejas del tiempo,
el Museo suspira en secreto,
camina la seda, vibra el barro,
se alza la sombra de un gesto.
 
El agua del aljibe murmura,
los telares despiertan dormidos,
y en sombreros que vuelan de prisa
pasan los ecos perdidos.
 
Cuando el paso humano regresa,
todo se esconde callado,
pero en la noche el Museo palpita…
porque su alma nunca ha marchado.
 
Enlaces consultados
 
 
 
Capítulo anterior
 
La leyenda del Patio de los Artesanos (Vuelta al Medievo) - Historia e Imaginación (Parte I/XI)
 
 
David Miguel Rubio
Promotor Turístico en Castilla - La Mancha
Informador Turístico
 (N° Reg. EXP/ITL/RDM-0019)
Guía de Montaña


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