TOLEDO
Negra, ruinosa, sola y olvidada,
Hundidos ya los pies entre la arena,
Allí yace Toledo abandonada,
Azotada del tiento y del turbión.
Mal envuelta en el manto de sus reyes,
Aun asoma su frente carcomida;
Esclava, sin soldados y sin leyes,
Duerme indolente al pie de su blasón.
Hoy sólo tiene el gigantesco nombre,
Parodia con que cubre su vergüenza,
Parodia vil en que adivina el hombre
Lo que Toledo la opulenta fue.
Tiene un templo sumido en una hondura,
Dos puentes, y entro ruinas y blasones
Un alcázar sentado en una altura,
Y un pueblo triste que vegeta al pie.
Parodia con que cubre su vergüenza,
Parodia vil en que adivina el hombre
Lo que Toledo la opulenta fue.
Tiene un templo sumido en una hondura,
Dos puentes, y entro ruinas y blasones
Un alcázar sentado en una altura,
Y un pueblo triste que vegeta al pie.
El soplo abrasador del cierzo impío
Ciñó bramando sus tostados muros,
Y entre las hondas pálidas de un río
Una ciudad de escombros levantó.
Está Toledo allí: yace tendida
En el polvo, sin armas y sin gloria,
Monumento elevado a la memoria
De otra ciudad inmensa que se hundió.
Ciñó bramando sus tostados muros,
Y entre las hondas pálidas de un río
Una ciudad de escombros levantó.
Está Toledo allí: yace tendida
En el polvo, sin armas y sin gloria,
Monumento elevado a la memoria
De otra ciudad inmensa que se hundió.
José Zorrilla
Plaza de Toros
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