Provincia de Toledo (Pueblos con mucho "encanto") - Blog Cultural: Castaños y Castañas (Paisajes en la Sierra de San Vicente)

miércoles, 23 de octubre de 2013

Castaños y Castañas (Paisajes en la Sierra de San Vicente) - Los frutos de la naturaleza

Castanea es un género de plantas de la familia de las fagáceas, nativas de las regiones templadas del hemisferio norte, conocidas comúnmente como castaños. Se conoce como castaña a las nueces de estos árboles.

En un camino que sale de la carretera que sube a la sierra, tuve el gran placer de pasear y observar estos árboles tan identificados con "El Real de San Vicente (Toledo)".

Árboles de copas altas, robustos, centenarios, frondosos y con gran cantidad de frutos cuando llega la recolección...

El castaño sufre una enfermedad llamada tinta del castaño causada por el hongo Phytophthora cambivora, un género de protistas de la clase Oomycetes, que destruye el castañar.

Actualmente el principal uso del castaño es la obtención de su madera, muy valorada para fabricar muebles, entarimados de suelo, instrumentos musicales, etc.

Otro de los aprovechamientos de esta especie es la utilización de su fruto: tradicionalmente se empleó como fuente energética para la población campesina, tanto mediante el consumo directo como en diversas recetas gastronómicas, y también como alimento para los animales domésticos (fundamentalmente cerdos), pero perdió su lugar de importancia en la dieta europea con la llegada de la patata de América.

Mil matices de "verdes" intensos, que junto a un olor a hojas y rocío, hacían del paisaje un espectáculo difícil de describir.

Algunos historiadores han señalado que la llegada de los castaños a la península Ibérica hay que agradecérsela al Imperio Romano, la afición de los romanos por este fruto originario de Italia, les llevó a extender esta especie por todo el Imperio.

Sin embargo las investigaciones realizadas han señalado que ya existía con anterioridad habiéndose encontrado polen y restos de carbón de castaño muy anteriores a la conquista romana.

Las castañas se pueden comer crudas, hervidas, asadas o dulces. En Francia es común vender un dulce de castaña.

Una forma sencilla de asarlas es realizar un pequeño corte en cada castaña y calentarlas en un contenedor metálico a 400 ºC durante 10 ó 15 minutos.

El propósito del corte es evitar que estallen durante el proceso de asado.

Otro uso importante de las castañas es la harina, con ella se puede preparar pan, pasteles y pasta.

Hoja, erizo y castaña

Y tened en cuenta que nadie os dirá nada, si estáis en un camino y recogéis las castañas que se han caído al suelo.

PERO LO QUE NO DEBÉIS HACER, es pasar a una finca sin el permiso del dueño. Porque recordar, que todas las fincas tienen su dueño, aunque parezcan que están "abandonadas".

RESPETEMOS SIEMPRE EL BIEN AJENO....

¡RESPETA EL ENTORNO QUE PISAS...!

Setas de increíble tamaño

Los troncos de los castaños centenarios, tienen formas muy caprichosas...
Y cuando mueve el aire sus ramas, parecen recobrar más vida...

En esta finca se había trabajado muy duro. Sólo había que ver la cantidad de paredes horizontales, que había en su pendiente. Varios tipos de "corrales", y un chamizo para refugiarse en las tormentas de verano, o en las lluvias de invierno.

Unas fotografías maravillosa de un suelo lleno de castañas....
Una alfombra de la naturaleza...

No hay pintor o cámara fotográfica que pueda captar aparte de la belleza .......

Los distintos y exóticos aromas (para mi tan mágicos por mi guerra personal con los químicos) que desprende según las horas del día el bosque de castaños.

Lo mismo ocurre con los sonidos del "silencio" boscoso:

El aire meciendo las hoja y según su intensidad, haciendo caer las castañas como meteoritos contra el suelo que las acoge sin violencia gracias al grueso manto de hojas, musgos y helechos...

Los pájaros en su ir y venir en busca los exquisitos manjares otoñales, las ardillas, ratoncillos o musarañas (aunque excasas aún se ven algunas)... en su incesante ir y venír para llenar lo más posible sus despensas, e incluso el sonido que producen los pequeños bichitos de suelo en busca del abrigo necesario para soportar los rigores de un ya cada vez, mas próximo invierno, y el crepitar que producen nuestras pisadas en esos paseos de interiorización, capaces de conseguir una total comunión con la Madre Naturaleza.

Gelu Ángeles Jiménez - Sierra