Aunque por desgracia son difíciles de encontrar testimonios escritos, que hablen de la barbarie ocurrida en estos siglos "oscuros", todavía quedan evidencias palpables de su paso por la Provincia de Toledo.
Muchos serían sin lugar a dudas los hechos que en nuestra Provincia debieron suceder, pero el miedo, los castigos severos y la "Ley del silencio" hicieron estragos sin duda en nuestra región al igual que en muchas otras de España y países europeos...
Los castigos más severos se realizaban a menudo en presencia de todos los públicos...
Ganchos para colgar y desgarrar...
Argollas (Aro grueso, generalmente de hierro, que sirve para amarre) para colgar a los reos, días tras día...
Gárgolas (figuras en piedra) para ahorcar....
La Cruz patada
roja
Caballero templario
tallado en el tronco de un árbol en Priaranza del
Bierzo (León).
Precedentes
Creación
El proceso
Muchos serían sin lugar a dudas los hechos que en nuestra Provincia debieron suceder, pero el miedo, los castigos severos y la "Ley del silencio" hicieron estragos sin duda en nuestra región al igual que en muchas otras de España y países europeos...
Castillos Templarios (Provincia de
Toledo)
Cebolla (Castillo de Villalba) - Templario
Hinojosa de San Vicente (Castillo de San Vicente) -
Templario
San Martín de Montalbán (Castillo de Montalbán) -
Templario
http://realdesanvicentepuebloconencanto.blogspot.com.es/2013/12/castillo-de-montalban-toledo-visita.html
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Los castigos más severos se realizaban a menudo en presencia de todos los públicos...
Ganchos para colgar y desgarrar...
Argollas (Aro grueso, generalmente de hierro, que sirve para amarre) para colgar a los reos, días tras día...
Gárgolas (figuras en piedra) para ahorcar....
42 Rollos de Justicia (Provincia de
Toledo)
Caballeros Templarios
La Orden de los Pobres Caballeros de
Cristo y del Templo de Salomón (en latín, Pauperes Commilitones
Christi Templique Salomonici), también llamada la Orden del Temple (Ordre du Temple en francés), cuyos miembros son conocidos como caballeros
templarios (templiers en francés), fue una de las más
poderosas órdenes militares cristianas de la Edad Media.
Se
mantuvo activa durante algo menos de dos siglos. Fue fundada en 1118 o 1119 por
nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payns tras la Primera Cruzada. Su propósito original era proteger las vidas
de los cristianos que peregrinaban a Jerusalén tras su conquista.
El éxito de los templarios
se vincula estrechamente a las Cruzadas. La pérdida de Tierra Santa derivó en la
desaparición de los apoyos a la orden. Además, los rumores generados en torno a
la secreta ceremonia de iniciación de los templarios crearon una gran
desconfianza.
Felipe IV de
Francia, fuertemente endeudado
con la orden y atemorizado por su creciente poder, comenzó a presionar al papa Clemente V con el objeto de que tomara medidas contra sus
integrantes. En 1307, un gran
número de templarios fueron apresados, inducidos a confesar bajo tortura y
quemados en la hoguera.
Las Cruzadas (El
Principio del Fin)
El 4 de julio de 1187, en la batalla de los Cuernos de Hattin, que tuvo lugar en Tierra Santa, al oeste del mar de Galilea, en el desfiladero conocido como Cuernos de Hattin (Qurun-hattun), el ejército cruzado, formado principalmente por contingentes templarios y hospitalarios a las órdenes de Guido de Lusignan, rey de Jerusalén, y de Reinaldo de
Châtillon, se enfrentó a las tropas
de Saladino.
Este les infligió una gran
derrota, en la que el gran maestre de los templarios Gérard de Ridefort cayó
prisionero y perecieron muchos templarios y hospitalarios. Saladino tomó
posesión de Jerusalén y terminó con el reino que había fundado Godofredo de
Bouillón.
Sin embargo, la presión de
la Tercera Cruzada y las gestiones de Ricardo I de
Inglaterra (llamado Corazón de León) lograron un
acuerdo con Saladino para convertir Jerusalén en una especie de ciudad libre para el peregrinaje.
Las posteriores cruzadas (la Cuarta, la Quinta y la Sexta), a
las que también se alistaron los templarios, no tuvieron repercusiones
prácticas en Tierra Santa o fueron episodios demenciales (como la toma de Bizancio en la Cuarta Cruzada).
En 1248, Luis IX de Francia (después
conocido como san Luis) decide convocar y liderar la Séptima Cruzada, pero su
objetivo ya no es Tierra Santa, sino Egipto. El error táctico del rey y las
pestes que sufrieron los ejércitos cruzados condujeron a la derrota de Mansura y
a un desastre posterior en el que el propio Luis IX cayó prisionero. Fueron los
templarios, tenidos en alta estima por sus enemigos, quienes negociaron la paz
y prestaron al monarca la fabulosa suma que componía el rescate a pagar por su
persona.
Imágenes Google
Tras su expulsión de Tierra Santa
Los templarios intentarían
reconquistar cabezas de puente para penetrar nuevamente desde Chipre en Oriente
Medio. Fue la
única de las tres grandes órdenes de caballería que lo intentó: los
hospitalarios y los caballeros teutónicos orientaron sus intereses a otros
lugares.
La isla de Arwad,
perdida en septiembre de 1302, fue la última posesión de los templarios en
Tierra Santa. Los jefes de la guarnición murieron (Barthélemy
de Quincy y Hugo de Ampurias) o
fueron capturados (fray Dalmau de
Rocabertí).
La Cruz patada
roja
El 27 de abril de 1147, el papa Eugenio
III, presente en Francia cuando partía la Segunda Cruzada,
asistió al capítulo de la orden celebrado en París.
Concedió a los templarios el
derecho a llevar permanentemente una cruz sencilla, pero ancorada o paté, que simbolizaba el martirio
de Cristo.
El color autorizado para tal
cruz fue el rojo, «que era el símbolo de la sangre vertida por Cristo, así como
también de la vida. Puesto que el voto de cruzada se acompañaba de la toma de
la cruz, llevarla permanentemente simbolizaba la persistencia del voto de
cruzada de los templarios».
Inquisición
española
La Inquisición española o Tribunal del Santo Oficio de la
Inquisición fue una institución fundada en 1478 por los Reyes
Católicos para mantener la ortodoxia católica en sus reinos.
La Inquisición española estaba bajo el control directo
de la monarquía. No se abolió definitivamente hasta 1834, durante el reinado de Isabel
II. Pero su abolición fue aprobada en las Cortes
de Cádiz en 1812 por mayoría absoluta.
La Inquisición, como tribunal
eclesiástico, sólo tenía competencia sobre cristianos bautizados. Durante la mayor
parte de su historia, sin embargo, al no existir libertad de culto ni en España ni en sus territorios dependientes, su jurisdicción se extendió a la práctica totalidad de los súbditos del rey de España.
Precedentes
La institución inquisitorial no es una creación española. La primera
inquisición, la episcopal, fue creada por medio de la bula
papal Ad abolendam,
promulgada a finales del siglo XII por el papaLucio III como un instrumento para combatir la herejía albigense en el sur de Francia. Cincuenta años
después, en 1231-1233, el papa Gregorio
IX creó
mediante la bula Excommunicamus lainquisición pontificia que se estableció en varios reinos
cristianos europeos durante la Edad
Media.
En cuanto a los reinos
cristianos de la península ibérica, la inquisición pontificia sólo se instauró
en la Corona de Aragón, donde los dominicos catalanes Raimundo de Peñafort y Nicholas
Eymerich fueron
destacados miembros de la misma. Con el tiempo, su importancia se fue
diluyendo, y a mediados del siglo XV era una institución casi olvidada, aunque
legalmente vigente.
En la Corona de Castilla la
represión de la herejía corrió a cargo de los príncipes seculares basándose en
una legislación también secular aunque reproducía en gran medida los estatutos
de la inquisición pontificia. En Las
Partidas se
admitió «la persecución de los herejes, pero conducirlos, ante todo, a la abjuración; sólo
en caso de que persistieran en sus creencias podían ser entregados al verdugo.
Los condenados perdían sus bienes y eran desposeídos de toda dignidad y cargo
público».
En el reinado de Fernando III de Castilla fue cuando se impusieron las penas más
duras a los herejes. El propio rey ordenó marcarlos con hierros al rojo vivo, y
una crónica habla de que «enforcó muchos home e coció en calderas».
Museo de cera de Madrid
El dominico sevillano Alonso de Ojeda convenció
a la reina Isabel, durante su estancia en Sevilla entre 1477 y 1478, de la existencia de prácticas judaizantes entre los conversos
andaluces. Un informe, remitido a solicitud de los soberanos por Pedro
González de Mendoza, arzobispo de Sevilla, y por el dominico Tomás de Torquemada, corroboró este aserto.
Para descubrir y acabar con los
falsos conversos, los Reyes Católicos decidieron que se introdujera la
Inquisición en Castilla, y pidieron al Papa su consentimiento. El 1 de
noviembre de 1478 el Papa Sixto IV promulgó la bula Exigit
sinceras devotionis affectus, por la que quedaba constituida la
Inquisición para la Corona de Castilla, y según la cual el nombramiento de los
inquisidores era competencia exclusiva de los monarcas.
Sin embargo, los primeros
inquisidores, Miguel de Morillo y Juan de San Martín, no fueron nombrados hasta
dos años después, el 27 de
septiembre de 1480, en Medina
del Campo.
El proceso
Los inquisidores buscaban establecer la veracidad de una
acusación en materia de fe (precisamente el verbo inquiro, en latín, significa
"buscar" e inquisitio, la
"búsqueda"). El procedimiento que empleaban rompió con la forma
medieval de justicia basada en el proceso acusatorio en el
que el juez decidía si la parte que acusaba había aportado las pruebas
suficientes para demostrar lo que afirmaba.
La detención del acusado
implicaba la confiscación inmediata de sus bienes por la Inquisición.
Éstos se utilizaban para pagar los gastos de su propio mantenimiento y las
costas procesales, y a menudo los familiares del acusado quedaban en la más
absoluta miseria.
Como el paradero del
detenido no se daba a conocer se hablaba de las cárceles "secretas"
de la Inquisición. Así durante el tiempo que duraba la detención, que podían
ser semanas o meses, el detenido permanecía completamente aislado del mundo
exterior. Desconocía de qué se le acusaba, ni cuáles eran las pruebas que
habían contra él, ni tampoco quiénes eran los testigos de cargo.
Para interrogar a los
reos, la Inquisición hizo uso de la tortura, pero no de forma sistemática. Se aplicó sobre todo contra los
sospechosos de judaísmo y protestantismo, especialmente en el siglo XVI. Por poner un ejemplo, Lea estima que entre 1575 y 1610
fueron torturados en el tribunal de Toledo aproximadamente un tercio de los
encausados por herejía. En otros
períodos la proporción varió notablemente. La tortura era siempre un medio de
obtener la confesión del reo, no un castigo propiamente dicho.
Se aplicaba sin
distinción de sexo ni edad, incluyendo tanto a niños mayores de 14 años como a
ancianos.
La instrucción no concluía
cuando el fiscal lo decidía sino cuando lo pedía el acusado, porque si el
fiscal lo hacía reconocía que no tenía nada más que añadir, mientras que si era
el acusado el fiscal conservaba la posibilidad de aportar nuevos argumentos o
testigos hasta el último momento.
Si la sentencia era
condenatoria, implicaba que el condenado debía participar en la ceremonia
denominada auto de fe, que solemnizaba su retorno al seno de la Iglesia (en la
mayor parte de los casos), o su castigo como hereje impenitente.
El cronista Hernando del
Pulgar, contemporáneo de los
Reyes Católicos, calculó que hasta 1490 (sólo una década después del comienzo
de su actividad), la Inquisición habría quemado en la hoguera a 2000 personas,
y reconciliado a otras 15 000.
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