Y me asomé por mi ventana
El cuadro muestra a una mujer de espaldas, situada ante una ventana abierta que enmarca un paisaje sereno y luminoso. Viste el traje tradicional de Talaverana, con blusa blanca de mangas abullonadas, corpiño azul intenso y falda clara ricamente adornada en su parte baja con bordados florales de vivos colores, reflejo del gusto popular y la tradición artesanal de Talavera.
La cabeza cubierta con un pañuelo blanco aporta modestia y elegancia, mientras la postura —quieta, contemplativa— transmite recogimiento y fortaleza interior. La mujer parece detener el tiempo, observando el paisaje que se extiende más allá de la ventana.
Sobre el alféizar descansa una jarra de cerámica talaverana, decorada con motivos florales azules y amarillos, símbolo inequívoco de la identidad de la ciudad y de su tradición alfarera. Al fondo, entre la vegetación y la calma del río, se alza una iglesia o basílica que evoca el corazón espiritual y cultural de Talavera, integrándose armoniosamente en el entorno natural.
La luz suave que entra por la ventana envuelve la escena en una atmósfera íntima y nostálgica, donde la mujer, el paisaje y los símbolos de Talavera se funden en una imagen de arraigo, tradición y belleza silenciosa.
¡Qué tendrás mujer Talaverana…!
¡Qué tendrás, mujer talaverana,
que al mirarte calla el tiempo
y hasta el río se serena
para escucharte por dentro!
Llevas bordada en la falda
la memoria de tu tierra,
flores que hablan de paciencia,
de manos sabias y eternas.
Azul de barro y de cielo
abraza tu corpiño entero,
como si Talavera misma
te vistiera con su recuerdo.
Pañuelo blanco, pureza
de quien guarda sin alarde
la fe, la casa, la historia,
la esperanza de la calle.
Miras al mundo en silencio
desde la ventana abierta,
y en tu mirada descansa
la ciudad que te contempla.
Eres cerámica viva,
fuego lento, forma y alma,
eres rezo, río y barro,
eres raíz talaverana.
¡Qué tendrás, mujer Talaverana,
que al pasar dejas prendido
el orgullo de una tierra
cosido a tu propio vestido!
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Talavera de la Reina, ciudad de la cerámica,
en donde tus calles brillan llenas de color,
susurra el barro antiguo historias al sol,
entre azules profundos y verdes de esperanza.
Late el Tajo despacio, espejo de tu arte,
mientras manos sabias moldean la memoria,
cada azulejo guarda un trozo de historia
y cada esquina presume de su herencia.
Flores pintadas besan muros y fuentes,
la tradición se alza en formas eternas,
y el tiempo se detiene al mirar tus platos
como si el alma encontrara su reflejo.
Talavera, cuna de fuego y paciencia,
de hornos que sueñan y pinceles que rezan,
eres poema hecho tierra y esmalte,
orgullo vivo que nunca se apaga.
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como si el tiempo se detuviera a su alrededor.
El azul y el blanco de su traje guardan siglos de historia,
los mismos colores que nacen del barro y del fuego.
los mismos colores que nacen del barro y del fuego.
Entre sus manos, la jarra de cerámica talaverana no es solo objeto,
es herencia, es orgullo, es arte que se transmite sin palabras.
Camina llevando a Talavera consigo,
recordando al mundo que hay ciudades que no solo se habitan,
sino que se sienten.
VÍDEO
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@david.m.r31
Orgullo es... realizar tus sueños pese a las adversidades...
El hombre no muere cuando deja de existir, muere cuando deja de soñar...
David Miguel Rubio
Promotor Turístico en Castilla - La Mancha
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