Flor la más bella del Prado, Virgen Santa entre las santas;
muchas veces he venido a postrarme ante tus plantas
y te he dicho las endechas de mi laúd trovador;
y siempre mis ideas te han rendido vasallaje
hoy, Señora, que mi pueblo te dedica su homenaje
a ofrecerte vengo, humilde, lo más puro de mi amor.
¡Reina y Sol de Talavera!; yo recuerdo con cariño,
con ternuras inefables, de aquel día cuando niño,
a tu templo me llevaron y tu imagen contemplé;
yo recuerdo que la madre de mi vida me ordenaba:
-Reza y dile que te haga bueno-, y yo, Virgen, te rezaba
la oración casta, inocente de mi limpia y sana fe.
muchas veces he venido a postrarme ante tus plantas
y te he dicho las endechas de mi laúd trovador;
y siempre mis ideas te han rendido vasallaje
hoy, Señora, que mi pueblo te dedica su homenaje
a ofrecerte vengo, humilde, lo más puro de mi amor.
¡Reina y Sol de Talavera!; yo recuerdo con cariño,
con ternuras inefables, de aquel día cuando niño,
a tu templo me llevaron y tu imagen contemplé;
yo recuerdo que la madre de mi vida me ordenaba:
-Reza y dile que te haga bueno-, y yo, Virgen, te rezaba
la oración casta, inocente de mi limpia y sana fe.
Pedro Jiménez de Castro
https://www.religionenlibertad.com/blog/57135/salva-espana-virgen-mia-virgen-del-prado-.html
Historia
El
carácter sagrado del lugar se remonta, al menos, a época romana, cuando en este
lugar, a las afueras de la antigua Caesarobriga,
se levantaba un templo dedicado a deidades protectoras de la agricultura y la
ganadería, como Pales y Ceres. En su honor se celebraban fiestas de
las que, al parecer, descienden las actuales Mondas.
El
lugar se cristianizó en época visigoda, cuando, según la versión más extendida,
el rey Liuva II regaló
a la ciudad la primitiva imagen de la Virgen del Prado. Alguna fuente sugiere
que incluso durante la dominación musulmana se mantuvo el culto cristiano en la
ermita. Tras la reconquista, el templo se rehízo en estilo mudéjar,
y fue probablemente en esta época cuando se le dotó de la actual imagen de la
Virgen del Prado.
Ya
en el siglo XVI, este edificio es sustituido por otro
de estilo renacentista, que constituye la parte más antigua de la construcción
actual (desde los pies hasta la reja del presbiterio). En esta época era ya tal
su magnificencia que Felipe II se refiere a ella como la 'reina de las ermitas'.
En 1649 se reforma de nuevo con la
adición de la actual capilla mayor y su característica cúpula, todo ello bajo
la dirección de Fray Lorenzo de San
Nicolás,
con lo que adquiere su aspecto actual. Tras los estragos causados por la invasión
francesa,
se hacen nuevas reformas en 1855. En 1956, el Papa Pío XII firmó
una bula papal concediendo que fuera coronada canónicamente la imagen de
la Virgen
del Prado y
en el año 1989, el Papa Juan Pablo II firmó una bula pontificia por la cual la hasta
entonces ermita fuera elevada a "la
dignidad y al estado de Basílica Menor".
Descripción
En la actual
basílica se combinan los estilos renacentista y barroco. La planta de la capilla mayor, barroca,
es de cruz latina, con dos brazos cubiertos por bóveda de cañón con lunetos, en cuya
intersección se alza una gran cúpula encamonada sobre tambor octogonal, culminada por linterna.
Todo ello se decora con pilares, capiteles y entablamentos de yeso.
La
construcción barroca se une a los pies, a través de un arco triunfal, con las
tres naves renacentistas, cubiertas de artesa ochavada y separadas por arcos de
medio punto sobre columnas toscanas.
El coro, a
los pies de la iglesia, se levanta sobre un gran arco carpanel. En la cabecera se encuentra el camarín de la Virgen,
cubierto por cúpula oval. Al exterior de la iglesia, destaca la acusada
verticalidad de los volúmenes de la capilla mayor, y la decoración en ladrillo
de cornisas y frontones. El espacioso pórtico está sustentado por columnas
toscanas de piedra y arcos rebajados, y sobre él se alza una espadaña de
ladrillo.
Entrada
Interior
Cerámica
Es
de incalculable valor la decoración cerámica de la Basílica, de los
siglos XVI al XX.
La cerámica que decora los zócalos del interior de las naves laterales está
fechada en el siglo XVII, época en la que la cerámica
talaverana goza de gran fama a nivel nacional y en las colonias de América. En
el lado del Evangelio, los azulejos representan la genealogía
de Cristo,
mientras que en lado de la Epístola se representan escenas de la vida de la
Virgen.
Algunos
de los diseños han sido relacionados por los expertos con aprendices de El Greco, por los rasgos estilizados y expresiones de los
personajes representados. Otros valiosos paneles, del siglo XVI, proceden de la desaparecida iglesia de San Antón.
Destaca el gran retablo de cerámica que decora el lado derecho de la capilla
mayor.
Templo y coronación canónica
Felipe II denominó a la, antaño, Ermita de la Virgen del
Prado "Reina de las Ermitas". El Cardenal Quiroga (1577-1594) la
llamó "Madre de las Ermitas". Tenemos noticias de las diversas
restauraciones realizadas, la primera en 1210, la última en 1979.
Pío XII concede la Bula de la Coronación Canónica el 15
de julio de 1956 y se lleva a efecto, con filial entusiasmo, el 30 de mayo de
1957. En la ceremonia participó la esposa del general Francisco Franco.
El 14 de
febrero de 1989 se firmaba en Roma, junto a San Pedro, una Bula Pontificia por
la que se elevaba la Ermita a la dignidad de Basílica Menor por decisión de Su
Santidad el Papa Juan Pablo II y se consagraba como tal el día 5 de noviembre
del mismo año.
Alfombra de serrín
Muchísimas gracias a Rubén, Sergio e Iván... por vuestro esfuerzo y buen hacer...
La Virgen de Ntra. Sra. del Prado
Origen de la imagen
No existe
certeza de la fecha exacta del inicio de la veneración a esta advocación en la
ciudad de Talavera de la Reina, aunque es una de las imágenes más
antiguas de la Archidiócesis de Toledo. La teoría
y/o leyenda más extendida acerca del origen de la imagen asevera que fue un
regalo a Talavera del rey Liuva en
el siglo VII.
Sin embargo
hay quienes creen que es un regalo de San Ildefonso a Talavera como premio por los
servicios prestados por esta ciudad en contra del arrianismo, que defendía que María era madre de Cristo hombre,
pero no era madre de Dios.
El
arcipreste Juliano afirma que la Virgen del Prado "era muy estimada de San
Ildefonso" y Pedro de Villarroel, escribano de la ciudad, repite la devoción que San
Ildefonso, arzobispo que fue de Toledo tenía a la Virgen del Prado, y que vino
a visitarla varias veces a Talavera de la Reina.
Culto
La
festividad de Nuestra Señora del Prado es el día 8 de septiembre, vinculada a
un hecho histórico transformado en el culto principal a nuestra señora: la
cristianización de las "Mondas",
antiguo rito en honor de la diosa Ceres.
Las Mondas,
tanto en su época pagana como en su época cristiana, fueron siempre fiestas con
un cierto carácter oficial, abiertas no solo a los hijos de Talavera sino a
toda la comarca. Su misma descripción remite a un origen antiquísimo y noble.
Todo este ritual se ha mantenido sustancialmente. Las fiestas se cristianizaron
—iniciándose el culto a nuestra Señora del Prado— probablemente en la época
tardorromana o de transición a la visigótica, siglos IV- V (Colomina Torner).
Tradicionalmente
los niños nacidos en Talavera son pasados bajo el manto de la imagen para
encomendarlos a su protección. También se celebran los mayos y la novena a la
Virgen del Prado.
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