3 Curiosas e inexplicables historias sobre “Gnomos”…
Cuento o
realidad…
Interminables
han sido las ocasiones en las que he estado completamente solo en un bosque,
entre árboles, nieblas y paisajes perdidos…
Caminos,
piedras, musgos y arroyos han sido durante mucho tiempo mis únicos compañeros…
¿Pero estaba solo de verdad…?
Estas 3
historias son reales y aunque nadie se las crea, a mí me han pasado realmente…
Sé lo
que vi… y sé lo que pasó…
Circunstancias
“extrañas” y sin una explicación clara…
¿Qué son los "gnomos"...?
Gnomo
Según
la mitología de Europa
del Norte, y
ciertas doctrinas cabalísticas, los gnomos o nomos son enanos fantásticos o elementales de la Tierra, en cuyas entrañas moran, trabajando en minas, custodiando tesoros subterráneos y cuidando de los metales y piedras preciosas. También se dice que les roban a las
personas ambiciosas.
Los
gnomos forman un pueblo sobrenatural de seres muy pequeños e invisibles, dotados de singular astucia.
Son
unos seres fantásticos que aparecen en cuentos, dibujos animados, etc. Suelen
estar representados en cerámica en los jardines de algunas casas,
predominando sobre todo en los países de Occidente.
Una
gnómida es la mujer del gnomo, que al contrario de éste, se suponía dotada de
gran belleza.
Los gnomos poseían la presciencia, conocían los
secretos de la Tierra y eran el alma de ésta. Los cabalistas aseguraban que el
aire, la tierra, el agua y el fuego se agitaban merced a los seres invisibles
que animaban estos elementos.
Según los cabalistas, el dios hebreo Yahvé asignó el imperio del fuego a la salamandra, el del
aire a los silfos, el del
agua a las ondinas y el de la tierra ―no en la superficie sino en
el interior― a los gnomos. Estos moraban en las figuras metálicas del globo, en
el interior de las grutas, llenas de estalactitas de maravilloso efecto. Eran los guardianes de
las minas de oro y plata.
En el año 1200, un noruego llamado Frederik
Ugarph encontró una escultura de madera en la casa de un pescador pobre en Trondheim. Frederik
Ugarph le compró la escultura, hecha de una madera muy dura, más fuerte que el roble, y con una altura de 15 cm (sin contar con el pedestal). En la base estaba
escrito Nisse, riktig
storrelse, que significa ‘gnomo, estatura real’.
·
Los gnomos del bosque:
son los más comunes. Viven en los bosques ayudando a todos los animales, usan
una túnica azul que les llegan hasta las rodillas, un pantalón del mismo color
con tirantes y un gorro rojo grande y puntiagudo que nunca se quitan, ya que
sin gorro no es un gnomo, ellos mismos lo dicen.
·
El sexo femenino usa
una túnica de colores verde y blanco que le llega hasta la cintura, una falda
de color verde y un gorro verde grande y puntiagudo; si se casan usan un
pañuelo que le cubre el pelo, si no están casadas usan el pelo suelto.
Además de un extraordinario oído musical los
gnomos fabrican sus propios instrumentos musicales inimaginables. No desdeñan
los creados por los humanos, sino que los hacen a su manera.
Estos son algunos ejemplos de sus instrumentos
preferidos: el violín de ocho cuerdas, la flauta
travesera, el timpal, la trompa o corno francés, el arpa de
boca, la krotta (arpa) con la que acompañan sus canciones.
También se atribuía a los gnomos una gran
afición a las ciencias mágicas y a la adivinación, así
como lo refleja el cuento de Rumpelstiltskin, en el que un gnomo
propone una adivinanza:
averiguar su nombre.
La carretilla con frutos silvestres en el bosque…
Carretilla con frutos del bosque
Me
había internado por un solitario camino en la sierra, cuando oí detrás de mí,
lo que me parecieron pequeñas pisadas…
Creí
que algún animal “asustadizo”, se alejaba de mí por temor…
Pero
tras de unos matorrales conseguí ver dos pequeñas sombras… que al acercarme y
ver detrás de esas plantas, encontré una pequeña carretilla con frutos del
bosque (nueces, bellotas, setas, níscalos, ¡y hasta trufas...!)
No daba
crédito a lo que veía…
Las
setas y níscalos estaban todavía húmedos, y la trufa desprendía su
inconfundible olor…
Las
nueces se podían comer perfectamente…
Grité y
dije…
¡Hola….!
¡Hola…!
Pero no
tuve respuesta alguna…
Decidí
entonces coger la pequeña carretilla y llevármela a casa…
Allí
está junto a mi jardín al día de hoy…
He
“desecado” todos los frutos y siguen intactos en la carretilla…
El puente, el río y la cartera…
Hace un
tiempo estando distraído realizando fotografías sobre un puente, se me salió la
cartera del bolsillo de la camisa y fue a parar al río.
Imposible
ver en dónde estaba e imposible encontrarla…
Resignado
seguí realizando fotos y me alejé del puente (en donde estaba a un lado mi
coche…).
No
habían pasado ni 2 horas cuando volví para montar en el coche y salir de allí…
Pero
cuál fue mi sorpresa cuando encontré junto al puente una señal (formada por 3
piedras) en forma de flecha, y en su punta…
mi cartera “intacta”…
Todavía
estaba un poco húmeda…
¡Pero
tenía absolutamente dentro todo….!
Miré de
un lado a otro nervioso… pero no vi a nadie…
Todo
estaba tranquilo y ningún ruido se oía fuera de lo habitual…
¿Cómo
fue a parar allí…?
¿Quién
la buscó…?
¿Quién
puso la señal…?
¿?
La señal en el árbol…
Ya
habían pasado unas cuantas semanas del suceso de la carretilla y mi cartera…
Y
todavía mi mente se hacía las mismas preguntas y no hallaba respuestas…
Pero no
fue lo único que me pasó…
Estando
en el puente vettón de “La Iglesuela”, uno de los días más fríos de enero,
andaba nuevamente cámara en mano realizando fotografías de gran belleza.
Distraído
con la belleza del paisaje, enfoqué con el “zoom” de la cámara una vista
cualquiera…
Y en un
árbol junto cerca del río “Tiétar” vi claramente un cartel cuadrado y blanco.
Al acercarme percibí que era el escudo de Castilla – La Mancha…
Y un
pequeño “bulto” en medio del mismo. Yo pensé que era alguna “rugosidad” de la
propia corteza del árbol, pero era demasiado… “perfecto”.
La
curiosidad me hizo desprender el cartel del árbol, y con cuidado miré detrás…
¡NO
PODÍA SER VERDAD…!
Lo que
encontré tapado con el cartel, era un diamante grande, del tamaño de una
castaña, tallado a la perfección y que al darle la luz del sol, desprendía un
intenso e incesante brillo…
Pensé
que era una copia, una "zirconita" o cualquier “baratija”…
Pero la
curiosidad me seguía invadiendo el pensamiento…
Brillaba
demasiado…
Así
pues decidí llevármelo y acercarme a una casa de tasación de joyas, para salir
de dudas…
Un
amigo que trabaja en una prestigiosa joyería de la calle Goya, miró con cuidado
el brillante…
¡Esto
no lo había visto nunca…!
¡El
qué…!
(Respondí
yo…)
El
tesoro que me has traído…
¡Esto
vale una fortuna…!
Después
de múltiples negociaciones, el diamante fue comprado por una multinacional de
Joyería de alta gama, que pretendía vendérselo a su vez a alguna estrella
famosa o algún multimillonario…
Yo vivo
muy holgadamente desde entonces…
Preguntándome….
Qué será lo próximo que me pase….
Anónimo
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