jueves, 21 de agosto de 2025

La Leyenda de Marcus, el Niño Ciego de Toletum

La Leyenda de Marcus, el Niño Ciego de Toletum
  
 
Capítulo I – El Puente del Sacrificio
 
En los días en que Toletum estaba bajo dominio de Roma, una familia cristiana fue apresada por una legión. Entre ellos se encontraba Marcus, un niño ciego cuya fe ardía más fuerte que sus propios ojos. Con grilletes en las muñecas, los condujeron hasta el puente romano que cruzaba el Tajo, donde los condenados eran arrojados al abismo como escarmiento para los fieles.
 
La madre abrazó a Marcus, el padre elevó una oración, y los soldados, sin piedad, empujaron a la familia a las aguas oscuras y profundas.
 
 
Capítulo II – El Pacto en las Profundidades
 
Cuando el cuerpo de Marcus se hundía en el río, fuerzas invisibles lo acogieron. Espíritus del inframundo, guardianes de antiguos pactos sellados en la ribera del Tajo, se apoderaron de su ser. No lo devolvieron a la vida, pero lo mantuvieron en un estado eterno, a medio camino entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
 
Marcus no volvió a caminar como niño, sino como sombra. Junto a su familia, permaneció ligado a Toletum, aguardando. 
 
Pronto, los cristianos de la ciudad supieron que almas protectoras rondaban entre sus callejones: les advertían, les escondían, les salvaban de la persecución.
 
 
Capítulo III – La Venganza de las Aguas
 
Con el tiempo, la legión que había dado muerte a Marcus comenzó a desvanecerse. Soldados desaparecían en las noches sin dejar rastro, y corrían rumores de voces de ultratumba que emergían del río. Se decía que manos húmedas arrastraban a los injustos hacia las profundidades.
 
Pronto, sobre las murallas y en las piedras del puente, comenzaron a aparecer pintadas de advertencia con sangre, con letras firmes y amenazantes...
 
“Potes esse proximus”
(Tú puedes ser el siguiente).
 
Desde entonces, los toledanos hablan del niño ciego que nunca dejó de guiar a los cristianos y que convirtió al Tajo en juez y verdugo de los corruptos.
 
Divina Iustitia
(Justicia Divina)
 
 
En Toledo, entre piedras calladas,
vivía Marcus, niño de fe sagrada.
Ciego de ojos, mas no de esperanza,
su alma brillaba con luz y confianza.
 
Mas la legión, de furia vestida,
lo arrojó al Tajo con toda su familia.
El río guardó su voz en la espuma,
sus rezos se hicieron canción de la bruma.
 
Y dicen que al alba, cuando el viento llora,
del puente romano su sombra aflora.
Un niño sin vista, con rostro de fuego,
buscando justicia en las aguas del riego.
 
Toledo recuerda, de noche estrellada,
que el Tajo murmura su pena callada:
Marcus regresa, figura inmortal,
vengando su sangre en canto espectral.
 
 
David Miguel Rubio
Promotor Turístico en Castilla - La Mancha
Informador Turístico
 (N° Reg. EXP/ITL/RDM-0019)
Guía de Montaña


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